Pequeños viajeros en el corazón de la Amazonía:

Una entrevista con Joaquín Leguía, director de ANIA.

Eres fundador y director de ANIA, una importante asociación que busca emparentar a los niños con el medio ambiente. Además, has participado en diversos proyectos de desarrollo turístico para estos pequeños aventureros. ¿Se puede crear conciencia ambiental en los niños a través de los viajes?

Los viajes son una excelente oportunidad para desarrollar en niños conciencia ambiental.

Hay tres contextos que se me vienen a la mente y contribuyen a ello. El primero, son los destinos de naturaleza, los cuales brindan excelentes experiencias al aire libre. Se sabe que el contacto regular y positivo con ella genera en los niños valores y actitudes en favor de la vida. Es importante que cuando ello ocurra logremos vincularnos con la naturaleza, no como objeto, sino como sujeto, así los niños desarrollarán un vínculo afectivo con ella y por ende buscarán cuidarla. El segundo, indistintamente del destino, es siempre interesante contrastar las prácticas ambientales del lugar que se visita con el lugar donde uno vive. Y el tercero, y en esa misma línea, las prácticas ambientales de los hospedajes y las oportunidades que estos brindan de participar a quienes se hospedan en ellos, también dan la oportunidad de crear conciencia ambiental.

JOAQUÍN LEGUÍA
Peruano. Fundador y director ejecutivo en Asociación para la Niñez y su Ambiente – ANIA.

«La Trocha de los Niños» es una experiencia única en Puerto Maldonado que apoya el objetivo de ANIA de crear 100 000 hectáreas de terreno protegido para niños. Cuéntanos, ¿cómo el turismo participa activamente y es aliado en esta iniciativa?

La «Trocha de los Niños» surge de un cuento que escribí llamado «El gran tesoro de la naturaleza». En él, los personajes Ania y Kin ––que estuvieron en versión animada en Discovery Kids en América Latina–– van en busca de un árbol muy especial llamada Meshi. Ella es única porque produce semillas de todas las plantas del mundo. Cuando la encuentran ellos se dan cuenta que el mundo solo mejorará con el cariño y participación de los niños.

En el año 2007, desarrollamos una alianza con la empresa Rainforest Expeditions y llevamos el cuento a la realidad a través de una «trocha» en la selva de Puerto Maldonado. Los niños que visitan el albergue turístico se aventuran por ella en búsqueda del árbol y un mensaje especial. A través de esta iniciativa no solo se difunde la misión de ANIA de manera experiencial, sino que también se generan recursos económicos –por medio de una regalía– que son canalizados para que los niños crezcan en contacto con la naturaleza.

Estamos viviendo una revolución tecnológica sin precedentes y hoy, más que nunca, valoramos los beneficios de tener contacto con la naturaleza. ¿Cómo es que esta experiencia, en el corazón de la Amazonía, reconecta a los niños con la Madre Tierra?

Para afrontar los problemas globales que vivimos y avanzar hacia el desarrollo sostenible, lo único que no podemos dejar de hacer es que los niños desarrollen valores y actitudes en favor de la vida.

A estos valores y actitudes nosotros los definimos como «empatía activa por la vida»: la capacidad de priorizar el bien común a través de acciones cotidianas que generen bienestar en uno mismo, las demás personas y la naturaleza (www.ods18.com). Para lograrlo no hay mejor maestra que la Madre Tierra. Quién mejor que la vida misma para ayudarnos a conocerla, quererla y cuidarla; esto lo sé por experiencia propia ya que de niño fui criado por mi jardín. Vivir la experiencia en la «Trocha de los Niños» será una lección de vida para ellos.

Adicionalmente, hay múltiples estudios que demuestran que el contacto con la naturaleza contribuye significativamente al desarrollo cognitivo, físico, social y emocional de los niños. Sobre este tema, en 2020, se estrenó el documental El comienzo de la vida 2, en 190 países a través de Netflix, iTunes, Google Play y otras plataformas digitales. En él participo yo junto a otras inspiradoras personas y al final se muestra nuestra iniciativa TiNi con un mensaje esperanzador.

Como gran conocedor y apasionado del Perú y su riqueza natural, ¿qué destinos de nuestro país consideras que tienen el potencial para despertar en los pequeños viajeros su amor por la naturaleza y espíritu aventurero?

Hay un dicho que me encanta y dice «los recuerdos más felices de la infancia es cuando nuestros padres también lo estaban». El viajar ayuda mucho a que los papás se relajen y que tengan más tiempo, y de calidad, con sus hijos. Cuando esos viajes incluyen destinos con naturaleza, es cuando más interactúan y comparten fortalezas, vulnerabilidades y se aúnan. Ese simple hecho hace que desarrollemos un vínculo afectivo con la naturaleza por la oportunidad que nos ofrece de estar cerca a quienes queremos.

Más allá de ello, el Perú con su diversidad de ecosistemas es idóneo para viajar con niños a destinos de costa, sierra y selva. En mi experiencia, con mis hijos, hemos disfrutado mucho los destinos de playa, las inmensas dunas de nuestros desiertos, el bosque seco y la Amazonía. En los Andes también, pero con otra intensidad debido a la altura.

Sin importar el ecosistema y particularidad del lugar, si este permite a los niños moverse libremente, jugar de manera no estructurada, activar sus cinco sentidos, explorar, experimentar, descubrir, asombrarse y estar con quienes valoran, entonces es un gran destino.


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9°11'23.9"S 75°0.909'O